miércoles, 9 de mayo de 2007

Europa ante una encrucijada


Resulta evidente que frente a problemas globales es imprescindible definir y activar mecanismos de solución globales. Frente a problemas nuevos, dificilmente caben mecanismos indaptados. Europa, la Unión Europea de 27 Estados, se haya en su 50 aniversario en el complejo escenario de debatir qué soluciones globales y cómo se ponen en prácticar para, sustancialmente, dar respuesta a los problemas que preocupan a sus ciudadanos.


Recuerdo un artículo de Jack Straw, anterior Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, publicado en la revista The Economist en octubre 2002, en el que afirmaba que el objetivo de toda Constitución era el de establecer un marco normativo e institucional coherente, es decir, actualizado, flexible, sencillo pero global para la buena organización y el desarrollo equilibrado de la sociedad y de los individuos que la componen. Como antítesis del bodrio en el que el conjunto de tratados comunitarios se estaba convirtiendo en virtud de su complejidad organizativa y de su incapacidad para articular instituciones operativas y eficaces, Straw hacía alusión a la primera constitución escrita de la historia, la de los Estados Unidos de América, vigente 220 años después de su aprobación, así como al texto político y jurídico universal mejor estructurado, la Carta de las Naciones Unidas, afirmando que ambos textos cabían en sendos bolsillos de la chaqueta. Por supuesto, no había alusiones a la Constitución británica (conglomerado de leyes y normas no escritas en permanente evolución, tal y como establece el derecho anglosajón desde el siglo XIII).


Es evidente que tras un intenso período de ampliaciones consecutivas hacia el Este y el Sur del continente se hace más necesaria que nunca una fase de profundización que equilibre el binomio ampliación-profundización sobre el que se ha ido construyendo la Unión. Dicha profundización debe focalizarse en ir acelerando la "comunitarización", verdadera razón de ser de la Unión Europea, de políticas relativas a los problemas más visibles y tangibles para la ciudadanía: migraciones, medioambiente, lucha contra el terrorismo y a aquellas vinculadas al bienestar: igualdad de oportunidades, derechos de la tercera edad; y a la creación de más y mejor empleo: innovación, formación y conocimiento, los pilares útiles para modernizar los "factores de producción" en el siglo XXI.


Cómo diseñar un marco institucional adaptado a la necesidad de ser eficaces y eficientes, y por ello simplificado (quizás esta sea la palabra clave), es el verdadero desafío del momento. Que el resultado escrito de dicho marco de políticas e instituciones quepa en un bolsillo o, al contrario, para ello sea necesaria una mochila de cazador, no será más que el fruto de la capacidad de dotar de coherencia sintética al texto y de la buena fe y voluntad política de los negociadores. La "sustancia" del texto sólo vendrá si se recupera el espíritu europeísta que Jean Monnet puso en práctica: cedamos en la defensa a ultranza de nuestros intereses nacionales y sepamos construir un interés común, sólido, estable y duradero. En la Europa de los 50, las Comunidades significaron la paz, y no sólo como simple ausencia de violencia, y el resurgir del continente. Lamentablemente, 50 años después, no todos parecen tener claro qué significa la Unión.


Feliz dia de Europa!!

No hay comentarios: