jueves, 26 de abril de 2007

Sociedad civil y solución de conflictos


Shlomo Ben Ami, gran Embajador de Israel en España en la época del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos estados, ex-ministro de Asuntos Exteriores de Israel y mediador / negociador de reconocido prestigio en la arena internacional, plantea que una posible vía alternativa para resolver conflictos, sobre todo aquellos anquilosados en las conciencias y las pasiones de las partes, es la diplomacia de segunda vía, es decir, aquella promovida por grupo independientes, con la legitimidad endosada por los gobiernos en conflicto pero sin la responsabilidad de tomar decisiones bajo la presión de los medios -y de los electores- y por ello, precisamente, con más libertad de acción; y con la virtud de saber reflejar todas las sensibilidades de cada uno de los elementos de las partes implicadas. Utiliza ejemplos y analogías: los acuerdos de Oslo, el acuerdo de Ginebra, las negociaciones de Camp David o los actuales procesos de paz en Colombia, el Sahara y España. Su forma de exponer los hechos y las lecciones de ellos aprendidas es brillante, su capacidad de síntesis, impeclable, y su concentración apasionada en el hilo argumental, digna de los mejores oradores. De todas formas, de todos los conflictos mencionados sólo la paz Israel-Egipto es por él considerada como satisfactoria, aunque sólo por el momento . En todo caso, quizás sus reflexiones más audaces son las referidas al papel que Irán juega en Oriente Medio. ¿Por qué todos los países de la Liga Árabe ahora sí apuestan por la paz con Israel?. Hay una ola de preocupación en los régimenes árabes, fundamentalmente entre la comunidad sunní - y en especial en Arabia Saudí, paradigma del régimen pre-democrático sustentado en clanes familiares vinculados a la tierra y a los pozos - respecto a la extensión de la revolución chií promovida por el régimen de los ayatollahs. No debemos olvidar que Irán es el único país de la zona que es de constitución natural, sin planes británicos o franceses de por medio. Su sentido de la identidad y su condición de no árabe, refuerzan su potencialidad cultural, comercial y, según sus deseos, energética y armamentística. He ahí el próximo gran conflicto.

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