domingo, 14 de septiembre de 2008

Lamento Boliviano


Bolivia vive horas de inquietud ante la rebelión. No es fácil hacerse una composición de lugar desde España. Quizás la mirada de Santiago O'Donnell (diario Página 12 de Argentina) ayude en algo.

Lamento boliviano
Por Santiago O’Donnell

Dio pena ver por televisión esta semana a jóvenes clasemedieros bolivianos armados con palos, piedras, pistolas y escopetas tomando aeropuertos, canales de televisión y todo tipo de instituciones públicas, destruyendo mercados populares y apaleando a campesinos, en decenas de acciones de choque repartidas entre Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca, coordinadas y previamente concertadas por los gobernadores, con un diplomático estadounidense actuando como facilitador, acciones que culminaron con la masacre de quince líderes indígenas ametrallados a la vera de un camino en Pando, asesinados por un escuadrón de la muerte que respondería al gobernador, Leonel Fernández, hoy buscado por genocidio.
Bolivia te rompe el corazón. Tanto odio, tanta destrucción, tanta impotencia escenificada en una especie de pueblada burguesa en contra de los indígenas y los campesinos para mantener viejos privilegios, ante la pasividad del gobierno, de su policía y de las fuerzas armadas. El presidente Evo Morales, recientemente ratificado por dos tercios del voto, debe tragar saliva ante cada nueva embestida para evitar dar la orden que lleve al baño de sangre.
Bolivia está al borde de la guerra civil. Aunque el gobierno y los líderes de la oposición acordaron sentarse a negociar esta tarde, las rebeliones son muy difíciles de controlar una vez que se desatan, y su propia inercia las lleva a radicalizarse. No hay salida política posible cuando se desconoce la ley, las autoridades legítimamente elegidas y las reglas de juego de la democracia. Cuando las disputas se dirimen a través del uso de fuerza, ganan los que tienen más fierros.
En Bolivia los fierros pesados son de las fuerzas armadas. Por algo sus cuarteles y destacamentos son prácticamente las únicas instituciones federales que las patotas autonomistas no han atacado. Los militares en actividad han dado muestras de lealtad al gobierno de Morales. Se trata de una cuestión cultural. El 90 por ciento de los soldados bolivianos son indígenas. El servicio militar es obligatorio, pero muchos blancos consiguen libretas médicas. “El indígena que no hace cuartel (colimba) es mal visto en su comunidad, como que no se hizo hombre. Evo es el primer presidente que hizo cuartel desde la dictadura y eso los militares lo respetan”, cuenta uno de sus asesores.
Cuando asumió en el 2006, Morales pasó por alto una promoción de generales, presuntamente involucrados en una compra irregular de misiles, para nombrar a su cúpula militar. Desde entonces no ha habido intrigas ni complots dentro de la fuerza y la cúpula se ha mantenido intacta, a pesarde los esfuerzos de algunos militares retirados vinculados a la oligarquía cruceña.
Los autonomistas dicen que no van a devolver los edificios federales que tomaron, sino que los van a reconvertir en entes provinciales, y así van a empezar a aplicar los estatutos autonómicos que votaron el año pasado.
Pero no es lo mismo tomar el edificio de la dirección impositiva que capturar los ingresos que esa oficina percibía antes de la toma, por la sencilla razón de que el gobierno redireccionó a los grandes contribuyentes para que paguen sus impuestos y tributos directamente en La Paz. Así como los estatutos fueron declarados ilegales de antemano por la Corte Electoral y desconocidos por la comunidad internacional, lo mismo pasa con las instituciones que surgen de su aplicación.
Sin fuentes de ingresos y con las rutas cortadas, la rebelión de los ricos no puede durar mucho porque los empresarios pierden plata. Por dar un ejemplo, la feria de Santa Cruz, la más grande del país, debía arrancar en dos semanas. El año pasado reunió a 3000 empresarios de 40 países. Ahora quién sabe si se hace, ni quién va a participar, ni cómo van a llegar con las rutas cortadas y los aeropuertos tomados.
Lo más triste es que todo este caos se desató porque el gobierno impuso un recorte promedio del seis por ciento en sus transferencias a las prefecturas para pagarle una modesta jubilación a los más pobres, la llamada Renta Dignidad. Y no es que las prefecturas venían sufriendo la codicia del gobierno central, sino todo lo contrario: además de contar con uno de los sistemas fiscales más federales del mundo, la estatización de los hidrocarburos que decretó el gobierno que hoy combaten había triplicado sus ingresos en menos de tres años.
El problema principal que tienen los autonomistas es la creciente popularidad de Evo Morales. El presidente que llegó al gobierno con poco más de la mitad de los votos había prometido una reforma redistributiva pero necesitaba algún tipo de acuerdo con la oposición para sumar los dos tercios en la Asamblea Legislativa que iba a modificar la Constitución. Pero en el referéndum revocatorio del mes pasado Morales sumó más del 67 por ciento de los votos. Si repite la performance en el referéndum constitucional de principios del año que viene, entonces su Constitución habrá sido refrendada por mayoría absoluta, reelección incluida, sin necesidad de hacer concesiones.
Este es el escenario que desespera a los autonomistas. Su única esperanza es que Morales muerda el anzuelo y desate una represión feroz que los ponga en el lugar de víctimas, para así justificar su insurrección. Pero hasta ahora Morales ha hecho prevalecer su paciencia aymara, su muñeca de gremialista y su visión de estadista, prefiriendo mostrarse débil antes que entrar en la espiral de violencia.
Pero en un punto Morales es prisionero de su propio éxito. Cuanto más avanza con sus reformas, más crece su popularidad. Cuanto más crece su popularidad, más se aísla la oposición autonomista. Cuanto más se aísla la oposición, más arriesga. Perdida por perdida, sale a quemar las naves. El objetivo ya no es imponer el programa propio sino incendiar el proyecto del gobierno en un acto de destrucción mutua. Para lograrlo, los autonomistas no dudan en recurrir a lo más bajo de la política: el racismo, la xenofobia, el macartismo, la demagogia, el nacionalismo barato, los insultos, las patotas, los palos, las palizas, los saqueos, las masacres.
Entonces el pueblo agredido quiere reaccionar y el jefe de Estado intenta contenerlo. Pero no es fácil esperar que actúe la Justicia, que funcionen las instituciones, que se calmen las aguas para recuperar lo robado y rehacer lo destruido. No es fácil sentarse a ver cómo las llamas del odio se devoran rutas, oficinas, estaciones, mercados, vidas humanas y la esperanza de un futuro mejor. Te rompe el corazón.

sodonnell@pagina12.com.ar

jueves, 11 de septiembre de 2008

EN EL SÉPTIMO AÑO...


El artículo publicado en el NYT de hoy por Roger Cohen es muy recomendable por ser sintético, claro y rico en ideas. Además, su trascendencia "bíblica" encaja con los modos de los hacedores actuales de este mundo. Ni en el séptimo año descansan...


In the Seventh Year
By ROGER COHEN
And in the seventh year after the fall, the dust and debris of the towers cleared. And it became plain at last what had been wrought.
For the wreckage begat greed; and it came to pass that while America’s young men and women fought, other Americans enriched themselves. Beguiling the innocent, they did backdate options, and they did package toxic mortgage securities and they did reprice risk on the basis that it no more existed than famine in a fertile land.
Thereby did the masters of the universe prosper, with gold, with silver shekels, with land rich in cattle and fowl, with illegal manservants and maids, with jewels and silk, and with Gulfstream V business jets; yet the whole land did not prosper with them. And it came to pass, when the housing bubble burst, that Main Street had to pay for the Wall Street party.
For Bush ruled over the whole nation and so sure was he of his righteousness that he did neglect husbandry.
And he took his nation into desert wars and mountain wars, but, lo, he thought not to impose taxation, not one heifer nor sheep nor ox did Bush demand of the rich. And it came to pass that the nation fell into debt as boundless as the wickedness of Sodom. For everyone, Lehman not least, was maxed out.
So heavy was the burden of war, and of bailing out Fannie and Freddie, and of financing debt with China, that not one silver shekel remained to build bridges, nor airports, nor high-speed trains, nor even to take care of wounded vets; and the warriors returning unto their homes from distant combat thought a blight had fallen on the land.
So it was in the seventh year after the fall of the towers. And still Bush did raise his hands to the Lord and proclaim: “I will be proved right in the end!”
And around the whole earth, which had stood with America, there arose a great trouble, for it seemed to peoples abroad that a great nation, rich in flocks and herds and land and water, had been cast among thorns and Philistines; its promise betrayed, its light dimmed, its armies stretched, its budget broken, its principles compromised, its dollar diminished.
And it came to pass that this profligate nation, drinking oil with insatiable thirst, could not cure itself of this addiction, and so its wealth was transferred to other nations that did not always wish it well.
Wherefore the balance of power in the world was altered in grievous ways, and new centers of authority arose, and they were no more persuaded by democracy than was the Pharaoh.
For Bush ruled over the whole nation, and so sure was he of his righteousness that he did neglect the costs of wanton consumption. And he believed that if the Lord created fossil fuel, fossil fuel must flow without end, as surely as the grape will yield wine.
Therefore, in the seventh year after the fall, with 1,126 of the slain still unidentified, their very beings rendered unto dust, their souls inhabiting the air of New York, it seemed that one nation had become two; and loss, far from unifying the people, had sundered the nation.
For the rich, granted tax breaks more generous than any blessing, grew richer, and incomes in the middle ceased to rise, and workers saw jobs leaving the land for that region called Asia. And some fought wars while others shopped; and some got foreclosed while others got clothes. And still Bush spake but few listened.
Behold, so it was in the seventh year, and it seemed that America was doubly smitten, from without and within.
And, lo, a strange thing did come to pass. For as surely as the seasons do alternate, so the ruler and party that have brought woe to a nation must give way to others who can lead their people to plenty. How can the weary, flogged ass bear honey and balm and almonds and myrrh?
Yet many Americans believed the exhausted beast could still provide bounty. They did hold that a people called the French was to blame. They did accuse a creation called the United Nations. They did curse the ungodly sophisticates of Gotham and Hollywood and sinful Chicago; and, lo, they proclaimed God was on their side, and carried a gun, and Darwin was bunk, and truth resided in Alaska.
For Bush ruled over the whole nation and so sure was he of his righteousness that he did foster division until it raged like a plague. Each tribe sent pestilence on the other.
And in the seventh year after the fall, the dust and debris of the towers cleared. And it became plain at last what had been wrought — but not how the damage would be undone.





domingo, 7 de septiembre de 2008

Frente a tanta histeria, mejor leer


JUAN CARLOS I
REY DE ESPAÑA
A todos los que la presente vieren y entendieren.
Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo
vengo en sancionar la siguiente ley.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El espíritu de reconciliación y concordia, y de respeto
al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas,
que guió la Transición, nos permitió dotarnos de una
Constitución, la de 1978, que tradujo jurídicamente esa
voluntad de reencuentro de los españoles, articulando un
Estado social y democrático de derecho con clara vocación
integradora.
El espíritu de la Transición da sentido al modelo constitucional
de convivencia más fecundo que hayamos disfrutado
nunca y explica las diversas medidas y derechos
que se han ido reconociendo, desde el origen mismo de
todo el período democrático, en favor de las personas
que, durante los decenios anteriores a la Constitución,
sufrieron las consecuencias de la guerra civil y del régimen
dictatorial que la sucedió.
Pese a ese esfuerzo legislativo, quedan aún iniciativas
por adoptar para dar cumplida y definitiva respuesta a las
demandas de esos ciudadanos, planteadas tanto en el
ámbito parlamentario como por distintas asociaciones
cívicas. Se trata de peticiones legítimas y justas, que
nuestra democracia, apelando de nuevo a su espíritu fundacional
de concordia, y en el marco de la Constitución,
no puede dejar de atender.


Para seguir leyendo... y entendiendo:
http://www.mpr.es/NR/rdonlyres/D03898BE-21B8-4CB8-BBD1-D1450E6FD7AD/85567/boememoria.pdf

sábado, 30 de agosto de 2008

Un sueño para el mundo

http://elections.nytimes.com/2008/president/conventions/videos/20080828_OBAMA_SPEECH.html#




El discurso de aceptación de la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos de América que el candidato Obama proclamó en Denver el pasado 28 de agosto pasará a la historia. Es digno de especial aténción.

viernes, 8 de agosto de 2008

Un mundo, un sueño

A tantos se les llena la boca de proclamas pro-derechos humanos, que al tiempo en su casa no respetan... Tantos alardean de lo que no cumplen... políticos exóticos. En qué aborrecimiento tengo las palabras que no van acompañadas de actos honestos y leales. Libertad de prensa, ¿dónde la hay?

La milenaria china ha cambiado tanto en 20 años. Y nos parecerá poco en otros 10.





domingo, 3 de agosto de 2008

Verano en Madrid: MORENTE!!!!


El cantaor granadino Enrique Morente ha abierto esta noche, en los Jardines de Sabatini de Madrid, la primera jornada de flamenco en los Veranos de la Villa con un concierto "de sobriedad y sencillez", tal y como él lo ha descrito, utilizando para el cante los temas de Sueña la Alhambra. Con este espectáculo se iniciaba en Madrid, en el escenario habilitado junto al Palacio Real, la quincena de agosto que el festival Veranos de la Villa ha dedicado al flamenco, y en el que actuarán, entre otros, Antonio Canales, Lole Montoya, El Lebrijano, Esperanza Fernández y Diego Carrasco.
Morente, con su voz profunda y desgarradora, ha ofrecido un "recorrido de calidad de cante para recordar al Madrid de siempre". Entre las guitarras de David Cerrezuela y El Paquete y acompañado por la percusión de Bandolero, el artista se ha movido entre los compases de dos de sus últimos trabajos: Sueña la Alhambra y Pablo de Málaga.
El público, que había agotado las entradas desde hace varios días, ha asistido a la actuación como si de alumnos se tratara en una lección de flamenco. Tranquila en sus asientos, tan sólo al final se ha arrancado la gente a animar al cantaor, que ha terminado de pie, con un "Aleluya" laico, deshaciéndose en un final emocionante y de ritmo frenético.
Hasta entonces Morente había permanecido sentado en una silla de taberna negra junto a sus tres músicos y bajo la imponente fachada del Palacio Real de Madrid, un marco incomparable para disfrutar de la música en verano. Tras un aperitivo de percusión y guitarra, los instrumentistas han puesto su talento al servicio del cantaor, que ha recogido la invitación de sus acompañantes para entonar poemas, ya fuera en fandangos, bulerías o soleares, inspirados por el amplísimo mundo del artista andaluz.
Los difíciles temas del Pablo de Málaga, nacidas del talento surrealista de Picasso, han acompañado a las letras más suaves y evocadoras del Sueña la Alhambra, un álbum que él imaginó como banda sonora de un documental y que se acabó convirtiendo en un ejercicio de maestría junto a los geniales Habichuela, Tomatito, Pat Metheny o Cheb Khaled.
San Juan de la Cruz, Cernuda y Lorca
Durante la hora y media que ha durado el concierto, pasados por el tamiz vocal de Morente, el público ha escuchado poemas de grandes literatos españoles, como San Juan de la Cruz, Luis Cernuda y Lorca. Precisamente este último, con sus Caretas de público y La aurora de Nueva York, ha protagonizado dos de los temas que han despertado más aplausos en el patio de butacas.
La versatilidad del granadino, que en sus cuarenta años de cante ha tocado desde el flamenco más puro hasta la experimentación con el grupo de rock Lagartija Nick, ya es sinónimo de éxito en sus actuaciones. Si, además, se encuentra arropado por la caja que cabalga Bandolero y las doce cuerdas de sus dos guitarristas de hoy, Morente es capaz de salirse del guión de sobriedad que él mismo se había marcado y terminar la velada fundiendo el micrófono, ante un aplauso encendido y gritos de "¡eres un maestro!". Y es que, como él mismo ha dicho, actuar "en estas noches hermosas de Madrid a las que cantaba Machado y en estos jardines maravillosos, inspira a cualquiera".

sábado, 2 de agosto de 2008

Verano en Madrid (II)



Y a pesar del verano seguimos dándole a la rueda... Ya queda menos.